Cargando Viento de Oeste
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Greca

jueves, 31 de julio de 2008

Zapatos y Corbatas

Llegados al final de julio me mueve a la reflexión un post escrito por Somófrates de Plutonverbenero.

Yo siempre he pensado que el trabajo no dignifica al hombre, lo cansa. Y un trabajador cansado es una persona que rezuma mala leche, que contribuye a la crispación social gritando insultos en las rotondas, gruñendo cuando va al mercado, vertiendo en la pareja y amigos la bilis acumulada por que la hipoteca lo coacciona para no cagarse en los muertos de su jefe.

Pero cuando uno es instalador de cualquier cosa instalable, la jornada laboral se convierte en tu propia terapia. El cosmos te provee de psicólogos, encarnados en los clientes, o en sus hijos, cónyuges y empleados. La tensión se descarga con el taladro y la radial, cortando cables, calculando líneas.

Las caras de asombro por tu técnica impecable e imaginativa, las expresiones de agradecimiento por tu rapidez de respuesta, las ofertas de ayuda y/o refrigerio que surgen con espontaneidad en el momento oportuno, la curiosidad que provocas en los observadores.

La Hoz y el MartilloTodo contribuye al aumento del ego, a la felicidad derivada de la satisfacción que produce el saber que lo que haces es necesario, honorable y, sobre todo, que lo haces bien.

Me duelen los pies, tengo los hombros y los lumbares cargados, me salen agujetas en sitios que no sabía que existieran... pero no tengo que llevar zapatos ni corbata.

3 comentarios:

Jesús dijo...

No estoy de acuerdo como se vera en mi próximo post,jejeje

Céfiro dijo...

Comandante, después de ver "Sombras chinescas" y leer "Rosa de sanatorio", no se con qué no está de acuerdo.

Somófrates dijo...

Intentando averiguar si la policía tiene algún registro sobre mí he llegado a este post; supongo que tarde. Salud y ánimo.